martes, 22 de septiembre de 2009

VIOLENCIA Y SOCIEDAD

La muerte de un chico de catorce años perpetrada por otro de dieciséis -que le propinó un puntazo en el corazón- dejó conmocionada a la comunidad de Junín. El hecho se produjo en la puerta de un boliche -en donde se organizan “matiné” para menores- a la una de la madrugada del sábado 8 de agosto. Los vecinos de Belgrano y Francia, en donde se encuentra el boliche, habían enviado una nota al Ejecutivo Municipal advirtiendo no solo los trastornos que les producían quienes concurren – ruidos molestos, vómitos y orinadas en sus puertas canceles, gritos, corridas- sino que también pusieron énfasis en las situaciones de violencia que cada noche se viven en los alrededores. Esta advertencia cayó en saco roto, ya que las medidas de prevención prometidas desde las autoridades policiales a la Comisión de Seguridad del Concejo Deliberante -en la modalidad de “corredores” a la salida de los boliches- no se cumplió eficientemente. De cualquier forma, las responsabilidades sobre los hechos de violencia que permanentemente se viven no pueden descargarse solamente sobre las autoridades. La degradación de los valores que se perciben en la sociedad abarcan al conjunto y es la institución Familia la que debiera retomar las riendas en la formación de las buenas conductas de niños y jóvenes. El Estado, a través de sus distintos poderes tiene obligaciones precisas:

El Deliberativo (local, provincial y nacional) de legislar cuidando la salud y calidad de vida de los ciudadanos,

El Ejecutivo en hacer cumplir lo que marcan las Leyes en lo que a habilitaciones respecta y en la elaboración de campañas educativas para hacer conocer los perjuicios que producen el alcohol, las drogas y la violencia y las bondades de la vida sana a partir de la práctica de deportes, la solidaridad y el cuidado del medioambiente, con estímulos para quienes realicen tareas que tiendan hacia estos objetivos. La Educación y contención en los sectores de riesgo, el censado social y el seguimiento por equipos profesionales de quienes así lo requieran.

La Justicia debe ser inflexible ante las faltas que pongan riesgo la vida y la salud de los ciudadanos.

La Policía debe prevenir y disuadir.

La presencia de menores ¡de hasta nueve años! en la matiné hasta la una de la madrugada es una barbaridad de la que solo son responsables los “permisivos” padres a quienes les resulta más fácil la complacencia que el límite, sin advertir que el límite es para los chicos un acto de amor que, si bien los molesta en la primera instancia, a la larga agradecen.

Teniendo en cuenta que la diversión es uno de los alimentos de la vida y que no se puede prohibir a los chicos que se reúnan a bailar, debemos tener en cuenta que no solo la noche es la dueña de la diversión, las reuniones de menores pueden hacerse en la tarde-noche (de 19 a 23 hs.) lo que desalienta a los mayores a participar de las mismas, ya que en las matiné es frecuente encontrar niñas de 12 años compartiendo con hombres de 25. Por supuesto reprimir con dureza la venta de alcohol a menores –tal como marca la ley- y de drogas.

Pero la violencia no se circunscribe tan solo a este hecho desgraciado: se dá en las escuelas entre docentes (en general víctimas) y alumnos o padres de alumnos, en los lugares en donde se atiende al público – de un lado (vendedor, comerciante, secretarias) y del otro (público) y en la calle en cualquier circunstancia.

Se ha perdido el concepto de Autoridad, que es indispensable para que se ejerza la escala jerárquica desde el respeto.

El restablecimiento de los valores es un desafío que la Sociedad se debe poner como objetivo y no olvidar que lo que nos pasa es, en mayor o menor medida, responsabilidad de todos. Y que la mejor forma de predicar es con el ejemplo

Vigente después de 2.300 años

Ni que lo hubiera escrito ayer en Argentina. “Cuando los padres se habitúan a dejar hacer a sus hijos; cuando los hijos no se hacen cargo de sus palabras; cuando los maestros tiemblan delante de sus alumnos y prefieren alabarlos; cuando, finalmente los jóvenes desprecian las leyes porque no reconocen más la autoridad de nadie, es entonces el inicio de la tiranía en su expresión más amplia.”

Platón. (428-347 AC);

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